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El Camino de Santiago en invierno

Bajas temperaturas, cierre de servicios, tramos cortados, lluvias o nieve. ¿Se puede hacer el Camino de Santiago en invierno? ¡Por supuesto que sí!
Camino de Santiago en invierno

La mayoría de las personas hacen el Camino de Santiago durante el verano. Es cuando disponen de tiempo suficiente para lanzarse al Camino y es cuando, a priori, hace mejor tiempo para disfrutar al máximo de todo lo que esta experiencia tiene para ofrecernos. Sin embargo, es posible ver a personas caminando en invierno y, en realidad, en cualquier época del año. Ya sea porque disponen de sus días libres en esos meses o porque buscan una época con menor cantidad de caminantes para disfrutar de una experiencia más íntima. Además, el invierno ofrece paisajes únicos, caminos más despejados y la recompensa de sobreponerse a las dificultades añadidas.

Por eso, en este artículo no te vamos a decir si debes hacer el Camino de Santiago en invierno o en verano. Eso lo decides tú. Lo que queremos es darte algunas ideas sobre cómo cambia la situación en función de la época y sobre qué esperar. Para que puedas decidir con más información.

La meteorología del Camino de Santiago en invierno

Una de las preguntas que más recibimos de las personas que viajan con Viando o simplemente nos consultan sobre su Camino tiene que ver con la temperatura y el tipo de ropa de abrigo que conviene llevar. O si es mejor evitar tal o cual tramo por el calor. La respuesta rápida es que, sin duda, depende de la época del año que escojamos para lanzarnos al Camino. Pero la verdad es que esto no ayuda mucho. Por eso queremos tratar el tema con un poco más de profundidad.

La capacidad de cada persona para sentir frío o calor en determinadas circunstancias es muy variable. Por eso, las tablas de temperatura que pueden verse en algunas guías y webs sobre el Camino de Santiago son, en realidad, poco útiles. Vemos en ellas temperaturas por debajo de cero y se nos hielan las esperanzas. Pero, claro: la ropa que llevaremos no es la misma en verano que en invierno. Y además estaremos haciendo un esfuerzo físico sostenido e importante. Además, a 25 grados hay personas que lo pasan mal por el calor y otras que se encuentran fantásticamente bien. Y con el frío ocurre lo mismo.

Frente a la temperatura “medida”, que es lo que nos ofrecen esas tablas (a través de medias obtenidas de datos puntuales), para hablar de frío o calor “sentidos” usamos el concepto de sensación térmica. Este parámetro nos da una idea del frío o calor que una persona puede sentir bajo unas determinadas condiciones meteorológicas.

Lo que interesa aquí, en todo caso, es que aunque en invierno las condiciones meteorológicas son objetivamente peores que en verano o en las estaciones intermedias, las temperaturas más bajas y la lluvia no tienen por qué ser un factor decisivo para marcar en el calendario nuestra peregrinación. Es más, en lo que tiene que ver con el Camino de Santiago, la temperatura puede ser mayor problema en verano que en invierno. Y a continuación te explicamos por qué.

Peregrinos atravesando O Cebreiro en pleno invierno
Peregrinos atravesando O Cebreiro en pleno invierno

Calor en el Camino de Santiago

En los meses cálidos, la temperatura que puede alcanzarse en el Camino de Santiago varía mucho en función de la zona en que nos encontremos. Los tramos que atraviesan la meseta castellana o la zona de Ourense son, generalmente, los más cálidos y pueden llegar a alcanzar temperaturas realmente altas a lo largo del día. Tanto que, a veces, se hace difícil avanzar.

Para calcular la sensación térmica por calor se emplean dos parámetros: temperatura medida y humedad relativa del ambiente. Y se calcula para temperaturas medidas superiores a 20º C y para humedades por encima del 45-50%, porque por debajo de eso la sensación térmica es prácticamente idéntica a la temperatura medida.

Pero ¿qué tiene que ver la humedad? En realidad, la sensación de calor excesivo está relacionada con la mayor o menor dificultad del cuerpo para transpirar. Transpiramos para refrigerar nuestro cuerpo, pero si la humedad relativa es muy alta, es difícil que el sudor se evapore, lo que nos lleva a sentir más calor.

Cuando sentimos mucho calor, aparecen síntomas asociados como la fatiga, golpes de calor, insolaciones o incluso calambres. Por eso se recomienda:

  • evitar la exposición al sol en las horas centrales del día, intentando comenzar las etapas más temprano
  • hidratarse de manera adecuada cada 30 minutos
  • utilizar ropa ligera e intentar que la mayor cantidad de piel quede expuesta a la intemperie para facilitar la evaporación del sudor.

La Agencia Española de Meteorología (AEMET) ofrece unas tablas de sensación térmica por calor y frío con los efectos físicos que causan, y avisa: permanecer bajo el sol puede incrementar los valores del índice de calor en 8º C. Además, por encima de 32º C, el viento puede aumentar la sensación térmica, en lugar de disminuirla.

Y ahora un aviso que no da la AEMET en estas tablas. Dado que los Caminos de Santiago se dirigen a Galicia, tarde o temprano van a entrar en zonas de clima oceánico, donde la humedad relativa es más alta. Durante todo el mes de julio de 2021, la media de humedad relativa se situó en la mayoría de estaciones de medición por encima de 75%.

Frío en el Camino de Santiago

El problema del frío en el Camino de Santiago es mucho menor, incluso en invierno, porque las temperaturas “medidas” son menos extremas.

La sensación térmica por frío se relaciona, no con la humedad ambiente, sino con la velocidad del viento. El cuerpo humano, al emitir calor, calienta una fina capa de unos milímetros de aire alrededor de la piel. La temperatura “sentida” es, en este caso, mayor, porque nuestra piel siente el aire que está en contacto con ella, que, como decimos, está más caliente precisamente por ese contacto. Sin embargo, si recibimos el impacto de una ráfaga de viento, esa capa de aire caliente es arrastrada y desaparece, y por eso sentimos más frío.

En el caso del Camino de Santiago, las bajas temperaturas peligrosas son mucho más infrecuentes que las altas, incluso aunque lo hagamos en pleno invierno. Para empezar, sólo se consideran problemáticas temperaturas inferiores a 0º C, que pueden ocurrir en las primeras horas del día o en zonas de montaña o de la planicie castellana.

Además, como aquí uno de los factores básicos es la velocidad del viento, conviene que las personas que hacen el camino en bicicleta tengan especial cuidado. En ausencia de viento, una persona moviéndose a 30 ó 40 km/h está generando un viento en su contra de esa velocidad.

Sea como sea, del mismo modo que la sensación térmica por calor sólo afecta a las zonas de piel destapadas (porque es en ellas donde se produce la evaporación del sudor), en el caso del frío sólo afecta a las zonas expuestas al viento. Por eso es tan importante el sistema de capas de ropa y utilizar abrigos cortavientos cuando sea necesario.

La AEMET ha generado también una tabla para la sensación térmica por frío. Pero no hace falta más que echarle un vistazo por encima para ver que está más orientada a la práctica del montañismo que al Camino de Santiago, donde esas combinaciones de frío y velocidad del viento son muy infrecuentes.

Por otra parte, es verdad que en invierno las lluvias son más comunes, y pueden producirse incluso nevadas en las cotas más altas del Camino. Pero esto no significa que, si lo haces en verano, no vaya a llover. En especial en los últimos tramos, que discurren por Galicia. Las probabilidades de “sufrir” lluvias son altas en cualquier época del año.

Además, la lluvia se puede combatir facilmente con buenos impermeables y mudas de ropa. Así que, como decíamos, no debería ser un factor decisivo para escoger la época del año en que realizarás tu Camino de Santiago. Ni para descartar hacer el Camino de Santiago en invierno.

Los servicios y el invierno en el Camino de Santiago

Otro de los aspectos fundamentales a tener en cuenta para escoger la época del año en que haremos el Camino de Santiago son los servicios disponibles. La lógica es simple: como la cantidad de peregrinos baja considerablemente fuera de los meses centrales del año, no todos los servicios funcionan de manera ininterrumpida. En otras palabras: muchos cierran al terminar “la temporada”.

Por eso, las personas que viajan en invierno tienen que tener en cuenta que encontrarán alojamientos cerrados y servicios de transporte que no funcionan de noviembre a mayo, por ejemplo.

En estos casos, contar con una agencia especializada que pueda anticiparse a las dificultades y ofrecer alternativas es aún más importante. En Viando podemos ayudarte con eso. Pero, si prefieres hacerlo por tu cuenta, nuestro consejo es que planifiques bien tus pernoctas. No querrás llegar al final de la etapa y descubrir que, en pleno invierno, no hay ningún alojamiento disponible.

La lluvia es un factor importante, pero no impide vivir al máximo el Camino de Santiago en invierno

Por último, también es importante prestar atención a las rutas. Algunas, de hecho, se cierran en invierno. Es el caso del tramo entre Saint-Jean-Pied-de-Port y Roncesvalles en la llamada variante de Napoleón, que sube por los puertos de Cize. Del 1 de noviembre al 31 de marzo es obligatorio tomar la llamada variante de Valcarlos / Luzaide.

Otros tramos no se cierran formalmente, pero se complican bastante en invierno. Por ejemplo, la conocida como “variante de Hospitales” que va desde Borres al Puerto del Palo. La ausencia de servicios y la acumulación de nieve la hacen totalmente desaconsejable, a no ser que tengas experiencia como montañista. La alternativa es descender a Pola de Allande y desde allí subir al Palo.

En el pasado, incluso el Camino Francés se desviaba a partir de Ponferrada por lo que se conoce como Camino de Invierno, que tiene como premisa evitar precisamente la subida a O Cebreiro. Aunque la zona de O Cebreiro es hoy practicable en los meses más duros, el Camino de Invierno fue tan importante en siglos anteriores que ha llegado a nosotros como la eterna alternativa.

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