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Hacer el camino de Santiago: 5 reflexiones para saber si estás preparado

Mitos sobre el calzado para el Camino de Santiago

Has decidido hacer el Camino de Santiago. O tal vez todavía lo estás decidiendo. Y te asalta la duda: con todos esos kilómetros, todas esas etapas, ¿seré capaz de llegar? ¿Estoy preparado para hacer el camino de Santiago?

Lo primero que hay que decir es que se trata de una pregunta normal. Incluso apropiada. En efecto, para obtener la Compostela — el documento que acredita tu peregrinación — debes caminar al menos 100 km. Si vienes en bicicleta o a caballo son 200 km. Así que es normal preguntárselo.

La respuesta rápida es que miles de personas llegan a Santiago cada año peregrinando. Más de 300.000 cada año. Y no todas son deportistas de élite, confirmado.

El Camino lo hacen desde niños y niñas hasta personas de 80 años. Pero tampoco nos engañemos. Esas personas de 80 años no son muy amigas de estar todo el día tumbadas en el sofá sin hacer nada.

Sigue leyendo para saber si estás en condiciones de hacer el Camino y qué necesitarás para completarlo andando (sin morir en el intento). Ahí van nuestras cinco reflexiones al respecto.

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Comenzando: ¿cómo es tu condición física?

Primera prueba de corte (la sinceridad contigo mismo es clave). ¿Eres capaz de caminar durante tres horas sin demasiado problema? ¿Estás acostumbrado a rutas de senderismo con un trazado cambiante de subidas y bajadas?

Si la respuesta es afirmativa, ¡buenas noticias! Lo más probable es que consigas hacer el Camino de Santiago sin grandes dificultades. Sin embargo, no hay muchas personas habituadas a caminar durante horas, aunque sean deportistas. De modo que te recomendamos que sigas leyendo.

Si la respuesta es negativa, vamos a darte algunos consejos útiles sobre la preparación. Verás como funcionan y rápidamente te vemos por Galicia caminando.

En cualquier caso, la planificación que cualquier persona debe hacer antes de iniciar el Camino es doble. Por un lado, está la preparación física. Habituar el cuerpo a caminar, a los ritmos constantes de actividad y a los diferentes rasantes. Por otro lado, la planificación de la ruta. El objetivo es que ésta no supere nuestros límites físicos y mentales. En esto último podemos echarte una mano mientras tú inicias tu preparación física.

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Señalización en el Camino Portugués
La señalización es imprescindible para hacer el Camino de Santiago

¿Puedo hacer el Camino de Santiago?

Ahí va una obviedad: no todos los Caminos de Santiago son igual de exigentes. Y no sólo por las subidas y bajadas. En eso se llevan la palma el Primitivo y el del Norte, pero no es lo único que importa.

Para hacer el Camino de Santiago hay que tener en cuenta también la distancia entre albergues u otro tipo de alojamientos, la disponibilidad de servicios, la mayor o menor presencia de otros peregrinos, etc. Todo eso determina si una ruta es más o menos “difícil”.

↪ También te puede interesar: Ocho rutas del Camino de Santiago: ¿cuál escoger y por qué?

A menudo, cuando pensamos en qué Camino escoger lo hacemos solamente por lo que nos ofrece, y no tenemos muy en cuenta lo que nos exige. El secreto, en todo caso, está en el término medio.

Dos buenas opciones para las personas que se inician en esto del Camino de Santiago son las rutas francesa y portuguesa. ¿Por qué? Porque no son especialmente duras en cuanto al trazado y no son muy exigentes en cuanto a condición física, y porque tienen una magnífica oferta de servicios, incluidos alojamientos. Además, son las rutas más concurridas, y los peregrinos suelen ayudarse entre sí en caso de necesidad. A veces incluso sin entender el idioma del otro. ¿No es maravilloso?

En este enlace hablamos un poco más al respecto de lo que nos exigen y ofrecen las principales rutas. Seguro que te ayuda a escoger una, si no lo has hecho aún.

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¿Necesito entrenamiento?

Ya en 2007, un estudio conjunto de las universidades de Almería, Murcia y Guadalajara (México) dio la voz de alarma: más de la mitad de los peregrinos no se preparan para hacer el Camino. Está claro que muchas personas no se plantean realizar una preparación para el Camino, y también que otras muchas sí lo hacen, pero el día a día dificulta llevar adelante una preparación adecuada. Por eso, la pregunta es clara: ¿de verdad necesito entrenamiento previo?

La respuesta es que sí. No sólo para las personas más sedentarias. Pasar de ese estilo de vida a unos días de fuerte actividad física no es un cambio menor, y si no se hace adecuadamente puede dar lugar a lesiones o molestias. Pero el entrenamiento no es sólo para las personas menos deportistas. Incluso para los más habituados al ejercicio, el Camino de Santiago presenta desafíos específicos. Valentín Fernández Elías, profesor de Entrenamiento Deportivo en la Universidad Europea de Madrid, explica que “un deportista habituado al gimnasio, por ejemplo, necesita adaptarse al ejercicio de larga duración. En cambio, para quienes practican running o ciclismo, la preparación puede ser menor, ajustando los entrenamientos a la duración de las etapas”.

Ahora que ya tenemos una idea de la ruta, ahí va otra obviedad. Cada peregrino es diferente y necesita una preparación diferente.

En este artículo no encontrarás tablas de entrenamiento prediseñadas. Para lo que queremos hacer, no sirven de mucho. Sin embargo, nuestra recomendación es la siguiente. Si no tienes hábito de caminar, reserva de 60 a 90 días para acostumbrar tu cuerpo antes de lanzarte al Camino.

Comienza saliendo a caminar tres o cuatro días por semana durante unas dos horas. Así, al terminar el primer mes, una caminata de 3 horas te resultará fácil. En el Camino las etapas son más largas, pero esto es solo el inicio de la preparación.

Cuando llegues a este punto, aumenta los días de caminata y escoge rutas con subidas y bajadas. Así acostumbras las rodillas, ya que son una de las partes que más sufren. ¡Sobre todo en las bajadas! Si, además, puedes combinar diferentes firmes (tierra, asfalto, gravilla), será perfecto.

En los últimos 30 días es hora de ponerte el calzado que vas a llevar al Camino. De este modo, lo amoldamos y evitamos las ampollas y rozaduras características del calzado nuevo.

Y la mochila. Póntela también y ve aumentando su peso gradualmente. Verás que, bien sujeta, el cuerpo se acostumbra rápido al peso adicional (hasta un 10% de tu peso, aproximadamente).

Guía del Camino de Santiago para iniciantes
Más de 80 páginas de información pensada para caminantes y peregrinos iniciantes en el Camino de Santiago

Un consejo rápido. Puedes usar un calendario para preparar el entrenamiento. Ayuda a cumplirlo poco a poco y aumenta la confianza en ti mismo al ver que cumples tus objetivos. En el Camino, la fortaleza mental también es importante.

Ahora, en función de tus progresos, puedes ir aumentando la distancia recorrida. Pero hazlo siempre de manera gradual. Ten en cuenta que las etapas más habituales del camino suelen tener más de 20 km. Con un ritmo normal esto son 4 horas caminando. Así que habrá días en que necesites caminar más.

Al final de tu entrenamiento, deberías ser capaz de caminar esa distancia, con una mochila a la espalda y por diferentes terrenos.

Aún así, cuando comiences a hacer el Camino de Santiago, te recomendamos que optes por etapas cortas. Al menos el primer par de días. Así la adaptación es más suave y los resultados mejores.

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Cuidados para caminantes

Cuidados durante la preparación

Durante las semanas de preparación y, más aún durante la peregrinación, tienes que cuidar tu cuerpo. Con estiramientos evitamos lesiones y contracturas. Hazlos antes de comenzar y al terminar.

Las zonas más afectadas son la espalda, el cuello y músculos específicos de las piernas. Sobre todo los gemelos, los cuádriceps y los isquiotibiales.

Los masajes en los pies para destensar los músculos y mejorar la circulación también son recomendables. Tanto en el entrenamiento como durante el Camino. Es más, dependiendo de la ruta que escojas, en algunas poblaciones podrás encontrar servicio de masajes específicos para peregrinos. Tenlo en cuenta.

Por último, ten también presente la alimentación y la hidratación. Durante la fase de entrenamientos también, porque estás realizando una actividad física importante.

Beber líquidos suficientes es fundamental; no descubrimos nada nuevo. Hacerlo evita desfallecimientos, deshidrataciones e incluso lesiones. Y lo mismo si hablamos de alimentación. Evitar comidas pesadas y aumentar los hidratos y las legumbres ayuda, porque aportan mucha energía.

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Tu camino, tu ritmo

Por último, grábate estas palabras a fuego. Tu camino, tu ritmo.

Unas líneas más arriba hablábamos de lo importante que es la fortaleza mental. Estar preparado para hacer el Camino de Santiago es, también, conocer nuestras limitaciones. Saber ver las señales que nos avisan de que por ahí no podemos seguir, y ser capaces de adecuarnos a ello, de hacerles caso.

A veces, reconocer esto es difícil. Pero forma parte del Camino. Cuando hablamos de una ruta que favorece la introspección y el diálogo franco y sincero con uno mismo, también nos referimos a esto. Además, no se trata de ninguna competición. No corres contra nadie.

Si tienes pensado hacer el camino en grupo o en pareja, no necesitas llevar su mismo ritmo si no es el tuyo. Dicho de otra manera: si fuerzas la máquina, al final se rompe. Y nadie quiere eso.

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Y bien, ¿estás preparado para hacer el Camino de Santiago? ¿Has comenzado ya los entrenamientos?

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