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Existen diferentes símbolos del Camino de Santiago. Sin embargo, si verdaderamente existe un símbolo que asociamos en la actualidad con la peregrinación a Compostela, ése no es otro que la ubicua, sencilla y eficiente flecha del Camino de Santiago.
Una flecha en relieve, impresa en la señalización oficial o simplemente garabateada a brochazos o a modo de grafiti amarillo en cualquier muro, piedra o árbol, que apunta siempre en dirección a la meta y va marcando nuestros pasos en cada cruce, en cada bifurcación, para que el Camino sea como el sendero (también amarillo) de Dorothy en El Mago de Oz.
Antes de la flecha del Camino de Santiago
La flecha amarilla no sólo es el símbolo más utilizado para señalizar las diferentes rutas del Camino de Santiago. Es también el más reciente, ya que no comenzaría a usarse hasta 1984. Su uso comenzó sin un plan preconcebido y sin instituciones públicas o grandes empresas detrás. Así que, ¿cómo nació la flecha del Camino de Santiago?
En la década de 1980, el Camino de Santiago tenía poco que ver con cómo se nos presenta actualmente, lleno de vida y diversidad. Las multitudes que le habían dado forma en la Edad Media habían sucumbido a la crisis religiosa del siglo XVI y el número de peregrinos había ido cayendo lentamente año a año desde entonces. Sin embargo, durante el siglo XX algunas personas aún mantenían viva la tradición de peregrinar a Santiago recorriendo las diferentes rutas hacia Compostela, con motivación casi exclusivamente religiosa y muchas más dificultades que hoy en día.
En primer lugar, el Camino no estaba marcado. Es decir, no existía señalización de ningún tipo en ningún punto del Camino. Tampoco estaba delimitado, de modo que la mayoría de peregrinos acababan dando grandes rodeos o, a veces, extraviándose. Y, además, los servicios escaseaban: no existían ni la red de albergues públicos ni la mayoría de hoteles, pensiones, posadas o albergues privados que hoy nos dan cobijo.
El origen de la flecha del Camino de Santiago
Uno de los puntos complicados era O Cebreiro, aldea mítica del Camino Francés a las puertas de Galicia — y actualmente uno de los puntos de inicio más populares de esta ruta. La subida desde Villafranca del Bierzo era complicada, no sólo por el enorme desnivel, sino porque era fácil extraviarse en la montaña.
Aparece entonces la figura de Elías Valiña, el cura de O Cebreiro, y su feliz ocurrencia: pedir prestada un poco de pintura amarilla que sobraba de las obras que se estaban haciendo en una carretera próxima y comenzar a pintar flechas amarillas que marcasen el sendero para evitar que los peregrinos se perdiesen en los bastos bosques de Os Ancares.
Nacía así la primera señalización del Camino de Santiago.
Hasta aquí lo que cuentan la mayoría de medios y sitios web sobre el origen de la flecha del Camino de Santiago. Pero hay más.
Elías Valiña no era un Quijote al que se le ocurrió lanzarse contra los molinos. Además de párroco de O Cebreiro, Valiña había dedicado una parte importante de su vida al estudio del Camino de Santiago: a desentrañar su historia y recuperar su trazado. Ya en 1962 había escrito su tesis doctoral titulada El Camino de Santiago. Estudio histórico-jurídico. Así que, veinte años más tarde, cuando se embarcó en la enorme empresa de señalizar todo el Camino Francés desde Roncesvalles junto con algunos colaboradores, sabía perfectamente a lo que se enfrentaba.
El trabajo de identificación y delimitación de los tramos originales del Camino realizado por Valiña continúa considerándose en la actualidad como la más segura y correcta, y salvo en algunos puntos que se han visto alterados por nuevas vías de comunicación o nuevas zonas urbanizadas, la recuperación del Camino y su ruta se ha hecho siguiendo sus estudios.
Además, la flecha amarilla ha resultado ser muy eficaz y eficiente: destaca lo suficiente como para ser vista sin producir, por otra parte, un gran impacto visual; es fácil de reproducir; y no requiere costosos mantenimientos. Por eso, más allá del trabajo de Elías Valiña en el Camino Francés, el resto de rutas ha adoptado su creación con base para su propia señalización.
En la actualidad, son las Asociaciones de Amigos del Camino las que se encargan (entre muchos otros aspectos) de la conservación de estas flechas, repintándolas y asegurándose de que apuntan en la dirección correcta.
Flechas amarillas, azules, verdes y rojas
No hay duda: el color de la flecha del Camino de Santiago es el amarillo. Sin embargo, a lo largo de las diferentes rutas que componen el Camino, podremos encontrar flechas de otros colores, con significados específicos que te explicamos a continuación.
Flechas azules
Las personas que hacen el Camino Portugués verán, en muchos tramos, una coincidencia de flechas amarillas y azules, generalmente apuntando en la dirección opuesta (si estás al norte de Fátima).
La flecha amarilla es la del Camino de Santiago, queda claro. La flecha azul pertenece a otro camino y apunta en dirección a Fátima, un santuario mariano muy popular en Portugal y que durante el siglo XX también desarrolló su propia peregrinación, con varias rutas.
Una de ellas se solapa en gran parte con el Camino Portugués. Así que, aunque la mayoría de flechas azules se encuentran en Portugal (la dictadura de Salazar apoyó decididamente la emergencia de Fátima como gran centro de peregrinaciones), también es posible verlas en varios puntos del tramo gallego.
Flechas verdes
Aunque la flecha del Camino de Santiago es amarilla, existe un Camino que dispone de doble señalización: la Vía de la Plata.
Desde la Edad Media, quien peregrinaba a Santiago desde el sur de la península ibérica, lo hacía a menudo siguiendo la antigua calzada romana que comunicaba las ciudades de Augusta Emerita (actual Mérida) y Asturica Augusta (actual Astorga), confluyendo en esta última con el Camino Francés para llegar a Compostela.
La recuperación moderna de la llamada Vía de la Plata y su consiguiente señalización permitió también recuperar tramos históricos de la vieja calzada, que tiene su propia señalización, de color verde, apuntando en dirección a Astorga y Santiago.
Ambas flechas coexisten en varios puntos y se bifurcan en otros, de tal modo que la amarilla indica que el trazado corresponde con el del Camino de Santiago, mientras que la verde indica que esa sección corresponde al trazado romano original.
Flechas rojas
Por último, en algunos puntos del Camino de Santiago también es posible encontrar flechas rojas al lado de la típica flecha amarilla. Como en los casos anteriores, se trata de señalización de otros caminos que coinciden con el que va a Compostela, en este caso el Camino Lebaniego.
El Camino Lebaniego es una ruta de peregrinación que tiene como objeto llegar al santuario de Santo Toribio de Liébana, en el corazón de los Picos de Europa. Como el santuario se encuentra entre el Camino Francés y el Camino del Norte (ambos a Santiago), también fue usado antiguamente como una especie de comunicación o by-pass entre ambos.